lunes, 18 de octubre de 2010

Mi Gran Error...

Ayer cometí un gran error. Hoy me siento enojada, me siento defraudada,  porque cometí un gran error… y todo porque se me ocurrió ayudar a alguien. Espero que no le pase a alguien más.
Y es que se me ocurrió prestar mi camioneta  (que es el carro con el que nos movemos mis hijos y yo) a un grupo de personas medio raritas… Son ese tipo de personas que viven en  comunidad afuera de la ciudad, se la pasan cantando Baba Nam Kevalam, se la pasan hablando de un Amor Infinito y haciendo todo en su nombre. Siembran su alimento, sus plantas medicinales, meditan, utilizan paneles solares  y otras fuentes para generar su energía,  viven sin clima, con agua de pozo, tienen letrina, reciclan. ¿Están super locos?  ¿Pueden creer que van y se meten a las zonas más terroríficas de la ciudad a llevar medicamentos? Y luego andan por todas partes del país, hasta en los lugares más recónditos en las selvas, en los bosques y hasta en las sierras. ¿Quién sabe que me irán a regresar de camioneta? Y luego para colmo todavía se les ocurre dejarme una Pick-Up para que yo pueda seguir llevando y trayendo a mis hijos a la escuela. ¿Es la peor tontería que he hecho en mi vida? Por que ahora tengo más problemas que si me hubiera quedado sin carro, porque cómo voy a mover a mis hijos en esta ciudad tan peligrosa en una Pick-Up de doble cabina y ponerme en riesgo yo y ponerlos a ellos en riesgo. Aparte una Pick-Up!! ¿Qué no es de rancho? ¡Y aquí estamos en la ciudad!...
 Creo que mi error es haber pensado que no pasaba nada cuando mi ciudad y mi país están en Guerra, que estoy en un gran error al pensar que las cosas van a cambiar si sigo trabajando solo para mí, para mi familia, solo para mi casa, para mi ropa y la de mis hijos, para mi carro, para seguir protegiendo solo mi patrimonio, mi, mi, mi, mi, mi. Seguir escondiéndome de esta realidad y fingiendo que no pasa nada, tratando de seguir haciendo las cosas igual, cuando todos en esta ciudad estamos sufriendo porque ni nosotros mismos ni nuestros hijos  pueden estar seguros, ya no se diga en un parque, ya ni siquiera en el auto en el trayecto a la escuela, ni siquiera en casa con el temor de que abruptamente lleguen a su hogar en medio de la noche y se lleven a algún miembro de la familia y que no los vuelvan a ver.
Cometí un gran error al pensar que solo dando limosna de lo que me sobraba, y si me sobraba (por que nunca alcanza), con eso ya era suficiente. Sin siquiera voltear a ver a los ojos a la persona a la que se le estaba dando. Cometí un gran error al pensar que no hacia falta moverme si yo ya había sacado las cosas que me sobraban o que no me servían de mi casa y mandarlas a un lugar para que fueran repartidas a los “pobres”,  sin siquiera ir a hermanarme con ellos, a llorar con ellos, a verlos a los ojos, a tocarlos, a acompañarlos por un momento en su sufrimiento.
Compasión es ponerme en el lugar del otro, ¡es hermanarme con el que sufre! Y hoy me pregunto… ¿Por qué pido la compasión de personas que jalan un gatillo y que le hacen daño a otros seres humanos? Si yo, personalmente y como sociedad nunca volteé a ver siquiera a los ojos a esas personas que fueron niños, a consolarlos en su soledad, en su sufrimiento y que en su momento quedaron desamparados y que aprendieron que el mundo sólo es para “Mi”, que el mundo es solo del más fuerte, del más capaz, donde el que reina es el depredador. ¿Por qué, me pregunto, van a parar esto ahora que nosotros estamos sufriendo, si cuando ellos sufrieron nosotros seguíamos en nuestras casas, en nuestros autos, en nuestras vacaciones, con nuestras ropas y joyas cómodamente, haciendo un maratón por obtener más y más para “Mi”? Mandando mis sobras indiferente a su sufrimiento…
No me importa andar en una Pick-Up, no me importa siquiera si me quedo sin carro, si al menos con lo poco o lo mucho que tenga puedo hacer llegar  a otros hermanos a mis hermanos, que están sufriendo, al Amor infinito, el canto de la esperanza: Baba Nam Kevalam (aunque se oiga rarito), y medicamentos. Y solo porque ahora en estos momentos mis circunstancias no me lo permitieron, pero muy pronto voy a ir con mis hermanos, así sea a pie, a compartir aunque sea por un momento sus circunstancias y a llevarles el Amor Infinito de Dios con su canto de esperanza: Baba Nam Kevalam.
Y como dijo una de esas raritas de la comunidad: "¿Qué vamos a hacer?... Si, no hay otro México para los mexicanos”.
Creo que este es nuestro México y una de dos: o nos vamos a otro lugar donde no es México o luchamos por recuperarlo con un nuevo paradigma donde se incluya el Amor, El Perdón y La Compasión.

1 comentario:

  1. wow por un momento me asusté, que bueno que seguí leyendo... gracias por publicar esto es importante hacer ese switch de conciencia para que cambie esta situación...
    y creeme tu camioneta va mas segura y protegida con estas personas en ella.

    saludos

    ResponderEliminar